Escepticismo, política y religión. Montaigne ante el cisma de la Reforma

Podríamos decir, con Richard Popkin, que Michel de Montaigne fue “simultáneamente un hijo del Renacimiento y de la Reforma”; y que, como tal, reflejó en sus escritos esta doble herencia: la tradición humanista a partir de la cual reactualizó muchas doctrinas de la filosofía clásica, y la crisis político-religiosa que provocó el cisma de la Reforma; materializado, en Francia, por una serie casi interminable de guerras de religión. Asimismo, podríamos afirmar que el propio Montaigne fue un discípulo de las enseñanzas de Sexto Empírico, que supo aplicar a su momento histórico los tropos consensados en las Hipotiposis pirrónicas. En tal sentido, estaríamos en condiciones de decir que su pirronismo lo condujo, por un lado, a poner en cuestión los dogmas que sus contemporáneos sostenían -ya sea en materia de ciencia, ya sea en materia de religión-, y por otro, a atenerse, según las propias prescripciones de Sexto, a las costumbres y leyes vigentes en el marco de su sociedad. Estos dos elementos, a su vez, podrían ser entendidos como la base que da pie a una posición política moderada, por medio de la cual, Montaigne postulará una adscripción no dogmática al catolicismo, y una defensa de la tolerancia interconfesional.
A partir de estas cuestiones preliminares, en este trabajo nos proponemos explorar y explicitar, en primera instancia, la posición particular de Montaigne frente al cisma de la Reforma protestante, teniendo como presupuesto fundamental la hipótesis de que su posición política y religiosa no pueden comprenderse en toda su dimensión sin antes entender cabalmente su posición escéptica. En segundo lugar, nos proponemos mostrar cómo, a partir de esa misma herencia pirrónica, la postura del ensayista frente a la religión no es sino una posición política. Política, en tanto y en cuanto, las creencias religiosas son entendidas, por él mismo, como un cúmulo de creencias y leyes heredadas que, al ser mantenidas en vigencia, poseen el único objetivo de mantener el orden y la cohesión del sistema de organización que mantiene en pie a la sociedad.
Manuel Tizziani (Universidad de Buenos Aires)